domingo, 3 de abril de 2011

Por qué no un Spotify de series

Mucho me preocupa últimamente la ley Sinde y su eminente aplicación, en especial cómo afectará a esta afición mía y de tanta gente de las series. Específicamente, de las series en V.O., V.O.D (¡cuanta sigla!) y al ritmo de emisión en su país de origen.
Por un lado, no parece justo que el cine y las series sean victimas por igual de esta norma. Estoy de acuerdo en que la "piratería" y las descargas ilegales pueden afectar negativamente al negocio del cine. ¿Pero es el caso con la televisión? Muchos estudios y especialistas indican lo contrario: el consumo online favorece el negocio de la ficción televisiva, ya que fideliza a la audiencia y afianza los hábitos de consumo.

También podemos buscar las diferencias en sus orígenes. El cine se basa en un modelo de negocio en el que el producto es pagado por su usuario final (el espectador) en el momento de su consumo.
No es el caso de la televisión. Aunque existen modelos de televisión de pago, incluso de PPV, son los menos, y muchas veces limitado a productos especiales, como los acontecimientos deportivos. En general, casi nunca se paga por el contenido de televisión, y quien se lanza a la producción de ficción televisiva, no lo hace pensando que será el espectador el que pague sus costes directamente. Así pues, una idea como un "spotify" de series, parece lógica.

Pero si el negocio de la televisión no se puede comparar al del cine, tampoco se puede comparar al de la música. Los productos audiovisuales, al contrario que lo musicales, se han visto históricamente sujetos al sistema de las ventanas de explotación. Este sistema presupone que la rentabilidad de un producto audiovisual depende de que haya estado disponible previamente para el menor número de personas. Es decir, primero se emite en PPV (pocas personas lo verán), luego en TV de pago (lo verá alguna persona más) y finalmente en TV en abierto (ya lo ha visto todo el mundo). Después de esto,  ya se puede colgar en internet o cualquier cosa: el producto está "rentabilizado". Este arcaico esquema de pensamiento es lo que hace que las cadenas de televisión, tan poderosas y ricas, difícilmente vayan a renunciar a ser los primeros en ofrecer una serie al gran público. Porque, según esta visión, una vez que el producto ha sido ofrecido en abierto, ya no vale nada.

Lo que ignoran las cadenas, consciente o inconscientemente, es que dentro del denominado "gran público" hay muchos públicos diferentes. Que el consumo en internet de series en VO y a ritmo del país de origen no es el mismo que su visionado en televisión en prime-time, aunque a priori sea el mismo producto.
El marketing denomina “early adopters” a los consumidores más precoces de un determinado mercado. Estos consumidores ayudan a la implantación de un producto, ya que lo popularizan y recomiendan. Tras los “early adopters” van los demás consumidores. Por eso, a las televisiones no puede sino favorecerles el hecho de que parte del público ya haya visto sus productos y haya creado una expectación que puede convertirlo en un éxito.

Esperemos que no ahoguen el actual consumo de series online por falta de alternativas.

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