jueves, 26 de mayo de 2011

La Friends-ización de The Big Bang Theory


Cuando una serie marca una época, la única forma de sobrevivir a su fin es buscar inmediatamente un sustituto. Como en las relaciones humanas, esto siempre acaba mal, y el sustituto acaba siendo sólo una apaño provisional, un puente.
Así pasó con Lost y Flash Forward, así ocurrió con Sex and the City y Lipstick Jungle, y así pasó con Friends y todas las sitcom de treintañeros que vinieron después, autodenominándose pomposamente "la nueva Friends".
Curiosamente, siempre llega el día en el que la serie que menos nos hubiéramos esperado nos sorprende, y  entusiasmados, gritamos:  ¡Es la nueva Friends!


Todo empezó cuando una aspirante a actriz rubia y tonta se mudó al piso de al lado.
A primera vista, el principio de The Big Bang Theory no se parece en nada al de Friends, que comienza con una rubia tonta que se escapa de su boda y se muda a.... Lo que iba diciendo, no tienen nada que ver.
The Big Bang Theory se nos presentó como una sitcom fácil, divertida y sin complejos. Nos vamos a reir de unos cerebritos frikis sin vida social, y el tremendo shock que implica que llegue a su vida una tia buena tonta y un poco ligera de cascos. Durante la primera temporada, este choque entre dos mundos fue el detonante de la mayoría de los chistes. Vale, había tensión sexual no resuelta entre Penny y Leonard. Vale, los secundarios eran desternillantes y también algunas de sus historias, como la relación de Wolowitz con su madre. Pero la clave del humor era en su mayor parte la siguiente: "Penny es muy tonta para entender a los científicos, y ellos muy firkis para entenderla a ella."
Pero entonces Leonard y Penny se liaron y todo cambió. Claro, ahora que estoy con la rubia, ya no soy tan friki, ni la rubia tan tonta... En esta etapa de la serie, personalmente mi menos favorita, el humor cambia de lado, y pasa a ser un "todos contra Sheldon". El chiste antes era que Penny no encajaba en el mundo de los chicos. En la nueva fase, Sheldon, que no era sino el ejemplo más exagerado de científico friki pasa a ser el diferente. La mayoría de los capitulos se centran en algo que Sheldon hace que los demás no soportan.
Afortunadamente, otro giro de guión volvió a cambiar las tornas. Penny y Leonard rompieron. Ya no nos hace gracia que Penny sea tonta, ya no nos hace gracia que Sheldon sea friki. Ahora,¿ de qué nos reímos?
La solución a este enigma se solucionó con la incorporación de dos nuevos y brillantes personajes: Bernardette y Amy Farraw Fowler, que complementan perfectamente a Penny en el lado femenino del grupo.
Más personajes implican más tramas, y eso enriquece la serie, pero no es lo único que ha mejorado. Gracias a Amy y Bernardette, el grupo está más uniformizado, y ya no hay grandes grietas que separen y aíslen a los personajes. Penny ya no es "la" rubia, y Sheldon ya no es "el" friki. Los personajes están más cercanos los unos a los otros, y, como pasaba en Friends, interactúan todos con todos en igualdad de condiciones.
También, el hecho de que los dos nuevos personajes sean chicas permite desarrollar el lado "culebrón" de la serie, que siempre da mucho juego y permite que la audiencia se enganche. En ese sentido, ya se han dado un par de pasos, cómo en el capítulo 4.21 o la season finale.
Con estos sencillo ingredientes, ya tenemos la Friends de California. Al contrario que para muchas otras series, el acercamiento, casual o deliberado, a las estructuras de Friends ha mejorado esta serie ya de por sí brillante. ¡Larga vida a al nuevo rey!

miércoles, 13 de abril de 2011

MIP TV y la innovación

Leo en varios medios (por ejemplo, vertele), sobre el MIP TV, y su sección especial FreshTV sobre las ultimas tendencias en televisión.Tendencias en principio  innovadoras, refrescantes, como el nombre de la sección indica.
En fin, innovación es justamente la última palabra que se me vendría a la cabeza al ver el catálogo de formatos presentados.
Varios formatos se basan en la colaboración de uno o varios famosos, y si no están presentes fisicamente, se utiliza su figura de alguna manera, como preguntas de concurso relacionadas. Utilizar famosos es un recurso bien conocido, y casi sobreutilizado para aumentar la popularidad de los programas, especialmente de aquellos que empiezan a flojear. Parecía que era una tendencia a la baja, pero en la televisión, como en la moda, todo vuelve, y en la pasarela del MIPTV se han vuelto a imponer los famosos. El único pero es que nunca se habían ido, así que no podemos decir que este revival peque de demasiado rompedor...
Veo también una cierta tendencia a altruismo. No es nada nuevo, de hecho ya se han emitido en España algunos programas de este género, como Reforma Sorpresa. Parece que la innovación que nos trae Fresh TV es que las donaciones van a ser de los concursantes directamente (no vaya a ser que nuestras cadenas de televisión vayan a poner un duro de su bolsillo). No estaría mal que un formato así triunfara en nuestro país.
Mucho reality de nuevo cuño, pero nada que no esté ya inventado: "vivir en una granja", "terapia de pareja" y "adolescentes conflictivos" son los temas principales, ya más que trillados.
El ganador, para mí, es "Año Cero". ¿Un reality sobre sobrevivir al fin del mundo? No quiero ni imaginarme como es eso posible. La verdad es que si lo pusieran en pantallas españolas, sería la primera verlo.

domingo, 3 de abril de 2011

Por qué no un Spotify de series

Mucho me preocupa últimamente la ley Sinde y su eminente aplicación, en especial cómo afectará a esta afición mía y de tanta gente de las series. Específicamente, de las series en V.O., V.O.D (¡cuanta sigla!) y al ritmo de emisión en su país de origen.
Por un lado, no parece justo que el cine y las series sean victimas por igual de esta norma. Estoy de acuerdo en que la "piratería" y las descargas ilegales pueden afectar negativamente al negocio del cine. ¿Pero es el caso con la televisión? Muchos estudios y especialistas indican lo contrario: el consumo online favorece el negocio de la ficción televisiva, ya que fideliza a la audiencia y afianza los hábitos de consumo.

También podemos buscar las diferencias en sus orígenes. El cine se basa en un modelo de negocio en el que el producto es pagado por su usuario final (el espectador) en el momento de su consumo.
No es el caso de la televisión. Aunque existen modelos de televisión de pago, incluso de PPV, son los menos, y muchas veces limitado a productos especiales, como los acontecimientos deportivos. En general, casi nunca se paga por el contenido de televisión, y quien se lanza a la producción de ficción televisiva, no lo hace pensando que será el espectador el que pague sus costes directamente. Así pues, una idea como un "spotify" de series, parece lógica.

Pero si el negocio de la televisión no se puede comparar al del cine, tampoco se puede comparar al de la música. Los productos audiovisuales, al contrario que lo musicales, se han visto históricamente sujetos al sistema de las ventanas de explotación. Este sistema presupone que la rentabilidad de un producto audiovisual depende de que haya estado disponible previamente para el menor número de personas. Es decir, primero se emite en PPV (pocas personas lo verán), luego en TV de pago (lo verá alguna persona más) y finalmente en TV en abierto (ya lo ha visto todo el mundo). Después de esto,  ya se puede colgar en internet o cualquier cosa: el producto está "rentabilizado". Este arcaico esquema de pensamiento es lo que hace que las cadenas de televisión, tan poderosas y ricas, difícilmente vayan a renunciar a ser los primeros en ofrecer una serie al gran público. Porque, según esta visión, una vez que el producto ha sido ofrecido en abierto, ya no vale nada.

Lo que ignoran las cadenas, consciente o inconscientemente, es que dentro del denominado "gran público" hay muchos públicos diferentes. Que el consumo en internet de series en VO y a ritmo del país de origen no es el mismo que su visionado en televisión en prime-time, aunque a priori sea el mismo producto.
El marketing denomina “early adopters” a los consumidores más precoces de un determinado mercado. Estos consumidores ayudan a la implantación de un producto, ya que lo popularizan y recomiendan. Tras los “early adopters” van los demás consumidores. Por eso, a las televisiones no puede sino favorecerles el hecho de que parte del público ya haya visto sus productos y haya creado una expectación que puede convertirlo en un éxito.

Esperemos que no ahoguen el actual consumo de series online por falta de alternativas.